Hay quienes creen que el solo pensar en las ideas
“espirituales”,
automáticamente excluye todo lo que sea material.
Sin embargo, la cosa no es así en el judaísmo.
“Material” y “materialismo”, no son sinónimos.
El mundo
material no contradice al mundo espiritual, sino que le es auxiliar.
automáticamente excluye todo lo que sea material.
El mundo material no contradice al mundo espiritual, sino que le es auxiliar.
“Dígame, por favor, ¿cuánto vale este cepillo de dientes eléctrico?”
“5 dólares” - responde la vendedora.
“Bueno, déme dos” - pide el cliente, sacando la billetera del bolsillo para abonar.
¿Se acuerda de estas palabras? Son de la época de la “plata dulce” ¡Cuántos años ya transcurrieron desde entonces…!
Mientras tanto, hemos bajado un poco a la realidad del mundo en el que nos toca vivir.
Aun así, es oportuno analizar estas palabras que fueron populares en su momento:
“¿Cuánto vale?” - realmente - ¿cuánto vale un cepillo de dientes eléctrico? ¿5 dólares?
Personalmente, lo dudo. Sin embargo, habitualmente cuando la persona dice: “¿cuánto vale?” se refiere a: “¿cuánto cuesta?”
¿Qué diferencia hay entre el costo de un objeto y su valor?
Pues, veamos.
“5 dólares” - responde la vendedora.
“Bueno, déme dos” - pide el cliente, sacando la billetera del bolsillo para abonar.
¿Se acuerda de estas palabras? Son de la época de la “plata dulce” ¡Cuántos años ya transcurrieron desde entonces…!
Mientras tanto, hemos bajado un poco a la realidad del mundo en el que nos toca vivir.
Aun así, es oportuno analizar estas palabras que fueron populares en su momento:
“¿Cuánto vale?” - realmente - ¿cuánto vale un cepillo de dientes eléctrico? ¿5 dólares?
Personalmente, lo dudo. Sin embargo, habitualmente cuando la persona dice: “¿cuánto vale?” se refiere a: “¿cuánto cuesta?”
¿Qué diferencia hay entre el costo de un objeto y su valor?
Pues, veamos.
PREPARÁNDOSE PARA EL “TODO O NADA”
Ia’acov volvía de haber vivido en la casa de Laván durante 20 años, de labor física y elevación espiritual. Allí constituyó su familia e incluso se convirtió en una persona muy acaudalada. Había llegado el momento de retornar a su hogar natal: Cna’an; ver a su padre Itzjak y cumplir con la promesa que había hecho a D”s al partir rumbo a Aram Naharaim: separar Ma’aser (el diezmo) de sus bienes al retornar.
Pero había una gran expectativa en torno a su regreso. En Cna’an, lo esperaba su hermano Eisav, quien mantenía un profundo rencor hacia Ia’acov por las bendiciones que su padre le había conferido y seguramente dispuesto a provocarle el máximo mal posible.
Ia’acov - conciente de esa probabilidad - intentó aproximarse a Eisav mediante el envío de emisarios, quienes anunciaban su próximo arribo y un saludo de paz y fraternidad. Mas, estos no solo no fueron recibidos por Eisav, sino que informaron a Ia’acov que su hermano salía a enfrentarlo con cuatrocientos (según el Midrash, son muchos más) soldados armados para batallar. Ia’acov - por su lado - solo venía acompañado por su joven familia y sus sirvientes.
¡¿Para qué habría alistado Eisav a cuatrocientos hombres?!
El panorama no parecía muy alentador, y por lo tanto, Ia’acov se previno para todas las posibles contingencias.
Preparó un enorme y costoso presente compuesto por cientos de cabezas de ganado, a los cuales envió delante suyo con la expresa orden de hacer saber a Eisav que se trataba de una señal de buena voluntad hacia él.
Luego dividió a su familia para escapar - en caso de que el ataque militar de Eisav se materializara: “si vendrá Eisav contra un campamento y lo hiriere, será el campamento restante quien se salve” (Bereshit 32:9).
Y - claro está - rezó a D”s: “Sálvame de mi hermano, de Eisav, pues le temo…” (Bereshit 32:12).
Los Sabios se asombran del miedo del que Ia’acov habla. ¿Acaso no había D”s dispuesto que Ia’acov vuelva, prometiéndole que lo protegería (Bereshit 31:3)?
Responde el Talmud (Brajot 4.): Ia’acov temía que “su pecado” interfiera con el augurio de D”s haciéndole perder el Resguardo Di-vino. Lo cual nos conduce a la próxima pregunta:
¿Qué pecado suponía Ia’acov haber cometido?
Los Sabios no nos brindan una respuesta única: posiblemente le preocupara el haber pactado (una gestión humana posiblemente superflua, para su nivel) con su malvado tío Laván o el haber adulado a Eisav (si bien estas acciones se podrían justificar a la luz del riesgo que corría la propia familia).
No por nada, algunos de los Sabios evaluaron el gesto inicial de Ia’acov hacia Eisav y lo consideraron innecesario e imprudente. “Quien sujeta las orejas de un perro que transita, se involucra en una pelea que no era propia” (Mishlei - Proverbios 26:17) - Eisav está en lo suyo (“ledarkó holej”), ¿para qué llamarle la atención?
CUANDO LO MATERIAL TAMBIÉN ES IMPORTANTE
Luego de estos preparativos preliminares, cayó la última noche antes del encuentro ineludible.
En plena oscuridad, Ia’acov cruzó a su familia el último arroyo que lo separaba de Eisav. En cierto momento durante ese cruce, quedó solo, absolutamente solo, y lo atacaron.
¿Porqué Ia’acov quedó aislado en un momento tan fatídico?
Dicen los Sabios (Julín 91.), que Ia’acov volvió para buscar unas jarritas.
¡Qué extraño! ¿Ia’acov no tenía otra preocupación en ese momento? ¿eran indispensables para proseguir su viaje? ¿tendrían un valor extraordinario? ¡¿no acababa de enviar un obsequio de magnitud asombrosa a su hermano?!
Aparentemente se trataba de jarritas comunes y corrientes.
Sin embargo, y para poder responder a estas preguntas, debemos entender previamente, algunos conceptos fundamentales en torno a la concepción del judaísmo sobre el rol que ocupan los bienes materiales en nuestra vida.
Hay quienes creen que el solo pensar en las ideas “espirituales”, automáticamente excluye todo lo que sea material.
Sin embargo, la cosa no es así en el judaísmo.
“Material” y “materialismo”, no son sinónimos. El mundo material no contradice al mundo espiritual, sino que le es auxiliar.
Todo lo material que está legítimamente en nuestras manos, no representa sino los suministros provistos por el Todopoderoso para el correcto cumplimiento de nuestra misión mundana. Ninguno de todos esos suministros puede ser superfluo, pues D”s es Perfecto y todo lo que brinda también lo es.
Si no lo necesitáramos, entonces D”s no nos lo hubiera dado….
EL PRIMER DESAFÍO POR ENFRENTAR
La Torá nos sigue narrando que en el lapso preciso en el que Ia’acov estaba momentáneamente separado de su familia, se le presentó “un hombre” que luchó con él hasta el amanecer (los Sabios nos hacen saber que no se trataba de un ser humano, sino que era el representante espiritual de su hermano rival Eisav, que trataba de impedir su llegada a Israel - Bereshit Rabá 77:3).
UNA LUCHA DE OTRA DIMENSIÓN
El hecho que el enviado de Eisav ataque a Ia’acov en el preciso momento en el que Ia’acov busque “las jarritas”, ubica este episodio en el marco de la pugna ideológica en la que se hallaban los hermanos: ¿Qué espacio ocupan los bienes físicos en la vida?
Al demostrar Ia’acov con este acto que hay un solo Amo en este Mundo, a Quien todo le pertenece, y para Quien está destinada hasta la última jarrita que poseemos - el mensajero de Eisav intentó su último embate.
Ia’acov estaba solo - sin apoyarse o confiarse en nada de lo material como fuerza separada o independiente de D”s, y así emulando, hasta donde los humanos pueden, al Todopoderoso - esto constituía una paradoja que Eisav no toleraría.
La “lucha” tuvo dimensiones categóricas, pues estaba todo en juego: “levantaron polvo que llegaba hasta el propio Trono Celestial” (Julín 91.).
“Todo comercio que levan a cabo los judíos exitosamente en este mundo, no lo logran sino a raíz del mérito de aquel ‘polvo’ de Ia’acov nuestro patriarca” (Midrash Rabá, Shir HaShirim 3:5). O sea: la Parnasá (sustento vital) del hombre, se respalda en la cosmovisión apropiada por la que luchó Ia’acov contra el ángel de Eisav.
¿Cómo se veía el representante de Eisav?
Los Sabios (Midrash Rabá, Bereshit 77:2) nos dicen que tenía aspecto de pastor (al igual que Ia’acov) y practicaba magia (intentando engañarlo).
En el Talmud hay opiniones que presumen que simulaba ser un idólatra, mientras que otros opinan que fingía ser un Talmid Jajam (estudioso). Todos estos conceptos no se contradicen, sino que se complementan coincidiendo en que se trata de una perfidia. El materialismo no tiene un perfil característico identificable. Puede y suele hasta disfrazarse de Sabio, portando las vestimentas y atuendo típico, actuando con aire místico, justificando su avidez por el dinero con miles de citas bíblicas y rabínicas, discurriendo alocuciones impresionantes y elocuentes, esgrimiendo proyectos con dialéctica refinada (quizás hasta convencido de estar actuando desinteresadamente), pero que solo encubren su deseo por dinero y poder.
El “enviado” de Eisav no logró derribar a Ia’acov, pero pudo herirlo en el muslo, dislocándole la pierna y causándole renguera.
El sitio del golpe que produjo el ángel, tampoco es fortuito…
Si bien no pudo derribar a Ia’acov, intentó herirlo…
Aun si no pudo hacerlo caer a él, pretendió golpear a su descendencia…
Y si bien no podría hacer desaparecer al pueblo de Israel, provocaría que deban errar de país en país durante el exilio…
La contienda duró toda la noche, hasta el amanecer.
Durante la noche - el Galut - no se “ven” las cosas. Cuesta distinguir contra quién se pelea y reconocer entre quién es amigo y quién adversario. Recién al amanecer, cuando se torne evidente la única Autoridad del Todopoderoso, se habrá finalizado la pelea y la fuerza de Eisav reconocerá su derrota frente a los ideales por los que Ia’acov luchó.
Finalmente, al no poder desprenderse de Ia’acov, el ángel (al despuntar el alba) pidió que lo dejara libre, pues había amanecido (Bereshit 32:27).
Ia’acov le preguntó: “¿eres tú un ladrón o un “Kubiustus” (asaltante o jugador) que necesita esconderse de la gente de día?” (Julín 91:)
“No” - respondió el otro - “soy un ángel, y desde el día en que fui creado, no llegó mi turno de cantar alabanzas ante D”s hasta hoy”.
Los ángeles no son seres con voluntad propia, sino que son creados por D”s para cumplir cierta tarea específica.
El mal existe para que las personas lo sometan. Una vez que esto ha ocurrido, ha cumplido su misión, y puede glorificar a D”s, pues mediante su existencia derrotada se manifiesta el Esplendor de D”s. En el momento que sucumbió ante Ia’acov, concluyó su cometido.
UN TRIUNFO CON CONSECUENCIAS PARA LA ETERNIDAD
Sin embargo, Ia’acov, se negó a soltarlo - salvo que antes lo bendijera.
Estamos acostumbrados a pedir Brajot a los tzadikim. Pero… ¡¿por qué pedir una bendición justamente al enviado del malvado Eisav?!
Precisamente, como hemos explicado, la bendición en este caso no es otra cosa que la admisión del triunfo del bien.
Como anticipo a la bendición, el ángel preguntó - retóricamente - cuál era el nombre de Ia’acov.
El “nombre” no es sino el significado de lo que la persona representa, y en el caso de Ia’acov recordaba el hecho que al nacer, estaba tomado del talón de Eisav.
“¡No más!” - respondió el ángel - “se asociará tu nombre con ‘engaño’ por el modo en que has obtenido las bendiciones. Desde ahora tu nombre será Israel”, un calificativo aristocrático, que simboliza la posición distinguida del pueblo de Israel como Ministros de D”s, por haber prevalecido ante los obstáculos - sin sostenerse ‘del talón’ de nadie”.
Ia’acov - a la inversa - preguntó ahora a su adversario por su nombre. La respuesta fue (aparentemente) evasiva: “¿Por qué preguntas por mi nombre?”
“Mi nombre se modifica según la circunstancia” (Rash”í).
CAMBIAN, PERO NO CAMBIAN
El semblante del mal que ostentan los verdugos malvados de Israel, reflejan de modo potenciado - y cambiantemente - las actitudes negativas que van asumiendo los judíos al asimilar conductas impropias, para que aprendamos a tomar distancia de aquellos errores.
Asimismo: los enemigos de Israel se han revelado de las maneras más disímiles con el paso de las generaciones. Cuando se suponía haber registrado el “nombre” y el modo de actuar de los adversarios espirituales de nuestro pueblo - luego de haber sufrido los estragos causados por sus malas influencias - y creyendo haber creado los anti-cuerpos necesarios para contrarrestar futuros daños similares, aquellas fuerzas adoptaron un nuevo disfraz que requeriría mucho tiempo en descubrir…
Fue entonces que “salió el sol para él (Ia’acov)”.
Si bien el sol sale para todos, en este caso, salió para curarlo de su renguera. “Así como el ángel afligió a Ia’acov, lo harán los descendientes de Eisav con los judíos. Sin embargo, llegará el momento de su redención cuando “salga el sol” con la venida del Mashíaj, pronto en nuestros días” (Sefer HaJinuj 3), y este es el significado de la abstención de consumir el Guid haNashé (nervio ciático de los mamíferos, aun de tratarse de las especies permitidas).
El ángel desapareció luego de bendecir a Ia’acov, y ahora Ia’acov debía enfrentarse al propio Eisav - el de carne y hueso.
Al avistar a Eisav a lo lejos, Ia’acov dividió a la familia según lo planificado, y corrió hacia él, arrodillándose en el trayecto siete veces. Ante semejante exhibición de servilismo por parte de Ia’acov, Eisav corrió a su encuentro, lo abrazó, lo besó y lloraron.
A continuación, las esposas y los hijos de Ia’acov mostraron su reverencia a Eisav.
La pregunta más llamativa es: ¡¿qué sucedió aquí?! ¡¿qué provocó un cambio de actitud tan radical por parte del belicoso Eisav?!
Hay quienes dicen que el beso de Eisav no fue sincero. Otros opinan que si bien (Halajá) la función y propensión de Eisav es odiar a Ia’acov, D”s modificó su actitud circunstancialmente.
R Iosef Jaim Sonnenfeld sz”l explicó que aun cuando Eisav mantenía la actitud odiosa y violenta, Ia’acov trató de enfocar mentalmente las virtudes de Eisav, y contener sus vicios. Fue aquella actitud de caridad y amor que irradiaba Ia’acov, la que modificó - a su vez - la disposición negativa de Eisav.
Esto nos aporta una lección importante en relación a la actitud a tomar con adversarios para apaciguar situaciones de enfrentamiento.
Pero hay quienes agregan una reflexión adicional:
Ia’acov nunca se arrodilló a Eisav, sino a D”s - pero delante de Eisav.
Eisav - en su vanidad -podía creer que la cortesía estaba dirigida a él.
Ia’acov, no obstante, sabía que Eisav no era más que un títere (aunque tuviese libre albedrío para poder hacer el bien y el mal) en manos del Amo (D”s).
Una vez presentada la familia y los saludos iniciales, Eisav indagó acerca del obsequio que acababa de recibir de Ia’acov. Éste le explicó que se trataba de un gesto para encontrar gracia en sus ojos.
Eisav primero rechazó el presente diciendo que cada uno quedara con sus pertenencias. Ia’acov insistió.
Eisav nuevamente arguyó que no lo necesitaba, ya que él “poseía mucho” (Iesh li rav). Ia’acov, no obstante, perseveró diciéndole que D”s fue bondadoso con él y que por ende, “tenía todo” (Iesh li kol).
¿Qué diferencia hay entre “todo” y “mucho”?
“Mucho” es jactancioso, comparativo y competitivo.
En cambio, “todo” es un absoluto: con mucho o poco - no le falta nada. Nuevamente: “Si D”s lo creyera necesario, me hubiese dado - (más, o menos)”.
Hubo un último intercambio adicional entre Eisav y Ia’acov, cuando Eisav le propuso continuar el viaje juntos. Pero Ia’acov declinó excusándose por el ritmo lento de marcha que requerían sus niños, y el ganado. Eisav insistió con dejar algunos de sus soldados para escoltar a Ia’acov, pero éste nuevamente perseveró en seguir solo.
Ia’acov quería a Eisav - lejos.
No se permitiría dejar engañar. Los caminos se habían bifurcado desde un comienzo, cuando Eisav eligió la vida de caza - y la brecha continuaba ampliándose.
Las bendiciones del padre - ambas con contenido material, servirían a propósitos distintos: en el caso de Ia’acov, sus menesteres terrenales facilitarían su deseo de servir a D”s y estudiar Torá, mientras que para Eisav los bienes materiales están íntimamente ligados a la puja por el poder y su vida con la espada (Bereshit 27:39-40).
Ambas caras de Eisav, la desalmada y sanguinaria - y la dulce y delicada, son igualmente peligrosas. Obviamente, cuando los antisemitas muestran “su verdadera hilacha”, sabemos que estamos en riesgo. La segunda, cordial y amistosa, es doblemente temible. Tras una historia de tantos sufrimientos, innegablemente queremos paz, y ser aceptados por nuestro entorno. Sentimos gratitud hacia aquellos que se muestran como amigos - y muy posiblemente sean sinceros en su actitud.
Pero Eisav no claudicó - aún.
Tristemente, en nuestra sociedad el exquisito “guiso de lentejas” por el que Eisav estuvo dispuesto a vender su primogenitura (que no tenía para él significado alguno por tratarse de obligaciones morales y deberes religiosos) sigue cotizándose más que los preceptos y el estudio…
El ángel desapareció luego de bendecir a Ia’acov, y ahora Ia’acov debía enfrentarse al propio Eisav - el de carne y hueso.
Al avistar a Eisav a lo lejos, Ia’acov dividió a la familia según lo planificado, y corrió hacia él, arrodillándose en el trayecto siete veces. Ante semejante exhibición de servilismo por parte de Ia’acov, Eisav corrió a su encuentro, lo abrazó, lo besó y lloraron.
A continuación, las esposas y los hijos de Ia’acov mostraron su reverencia a Eisav.
La pregunta más llamativa es: ¡¿qué sucedió aquí?! ¡¿qué provocó un cambio de actitud tan radical por parte del belicoso Eisav?!
Hay quienes dicen que el beso de Eisav no fue sincero. Otros opinan que si bien (Halajá) la función y propensión de Eisav es odiar a Ia’acov, D”s modificó su actitud circunstancialmente.
R Iosef Jaim Sonnenfeld sz”l explicó que aun cuando Eisav mantenía la actitud odiosa y violenta, Ia’acov trató de enfocar mentalmente las virtudes de Eisav, y contener sus vicios. Fue aquella actitud de caridad y amor que irradiaba Ia’acov, la que modificó - a su vez - la disposición negativa de Eisav.
Esto nos aporta una lección importante en relación a la actitud a tomar con adversarios para apaciguar situaciones de enfrentamiento.
Pero hay quienes agregan una reflexión adicional:
Ia’acov nunca se arrodilló a Eisav, sino a D”s - pero delante de Eisav.
Eisav - en su vanidad -podía creer que la cortesía estaba dirigida a él.
Ia’acov, no obstante, sabía que Eisav no era más que un títere (aunque tuviese libre albedrío para poder hacer el bien y el mal) en manos del Amo (D”s).
Una vez presentada la familia y los saludos iniciales, Eisav indagó acerca del obsequio que acababa de recibir de Ia’acov. Éste le explicó que se trataba de un gesto para encontrar gracia en sus ojos.
Eisav primero rechazó el presente diciendo que cada uno quedara con sus pertenencias. Ia’acov insistió.
Eisav nuevamente arguyó que no lo necesitaba, ya que él “poseía mucho” (Iesh li rav). Ia’acov, no obstante, perseveró diciéndole que D”s fue bondadoso con él y que por ende, “tenía todo” (Iesh li kol).
¿Qué diferencia hay entre “todo” y “mucho”?
“Mucho” es jactancioso, comparativo y competitivo.
En cambio, “todo” es un absoluto: con mucho o poco - no le falta nada. Nuevamente: “Si D”s lo creyera necesario, me hubiese dado - (más, o menos)”.
Hubo un último intercambio adicional entre Eisav y Ia’acov, cuando Eisav le propuso continuar el viaje juntos. Pero Ia’acov declinó excusándose por el ritmo lento de marcha que requerían sus niños, y el ganado. Eisav insistió con dejar algunos de sus soldados para escoltar a Ia’acov, pero éste nuevamente perseveró en seguir solo.
Ia’acov quería a Eisav - lejos.
No se permitiría dejar engañar. Los caminos se habían bifurcado desde un comienzo, cuando Eisav eligió la vida de caza - y la brecha continuaba ampliándose.
Las bendiciones del padre - ambas con contenido material, servirían a propósitos distintos: en el caso de Ia’acov, sus menesteres terrenales facilitarían su deseo de servir a D”s y estudiar Torá, mientras que para Eisav los bienes materiales están íntimamente ligados a la puja por el poder y su vida con la espada (Bereshit 27:39-40).
Ambas caras de Eisav, la desalmada y sanguinaria - y la dulce y delicada, son igualmente peligrosas. Obviamente, cuando los antisemitas muestran “su verdadera hilacha”, sabemos que estamos en riesgo. La segunda, cordial y amistosa, es doblemente temible. Tras una historia de tantos sufrimientos, innegablemente queremos paz, y ser aceptados por nuestro entorno. Sentimos gratitud hacia aquellos que se muestran como amigos - y muy posiblemente sean sinceros en su actitud.
Pero Eisav no claudicó - aún.
Tristemente, en nuestra sociedad el exquisito “guiso de lentejas” por el que Eisav estuvo dispuesto a vender su primogenitura (que no tenía para él significado alguno por tratarse de obligaciones morales y deberes religiosos) sigue cotizándose más que los preceptos y el estudio…
ENTONCES, SEPÁMOSLE DAR EL JUSTO VALOR A LAS COSAS
¿Quién es una persona materialista? ¿Será el que más posee? ¿o el indigente?
Ninguno de los dos, necesariamente.
“Materialista” es aquel que se identifica con los bienes materiales, es decir que los ve como una extensión de si mismo, en lugar de verlos como meros medios que D”s le brindó para hacer lo que debe. A su vez, es materialista aquel que actúa como si la adquisición y posesión de los medios fuese un fin en si mismo.
En cambio, cuidar los recursos que D”s nos proveyó, es parte de nuestra tarea espiritual. Es por esa razón, que el acaudalado Ia’acov está dispuesto a ir solo, arriesgándose en la mitad de la noche a buscar unas jarritas que quedaron olvidadas por allí. El hecho que sea millonario, no quita al valor que poseen aquellas jarritas.
La dificultad en esta tarea consiste entonces, en aprovechar debidamente estas provisiones. Para expresarlo en otras palabras: los seres humanos, somos administradores de los bienes que se nos confían. Cualquier derroche o malgaste de los fondos, denota un desprecio hacia Quien nos encomendó esta responsabilidad.
El famoso “déme dos”, cuando existió, significaba que gastábamos nuestro dinero en forma arbitraria sin criterio de lo sagrados que eran los recursos que poseíamos. El invertir el dinero que uno posee para comprar algún bien, no depende únicamente de las posibilidades del bolsillo, sino, mucho más, de si lo que se va a comprar realmente es necesario y si es la manera óptima de desembolsar ese medio.
¿Cuánto vale un bolígrafo?Depende de si lo va a utilizar para rascarse la espalda, o si va a escribir una carta a un amigo o si va a tomar nota de palabras de Torá. Un bolígrafo puede entonces valer millones, mientras que tantas y tantas adquisiciones en que dilapidamos nuestros recursos, no valen siquiera una fracción de lo que gastamos (adaptado del comentario de R.Sh.R.Hirsch sz”l).
Sin embargo, los Sabios no terminaron allí su explicación. ¿Cómo están tan seguros los justos que sus pertenencias realmente fueron provistos por el Todopoderoso? “Pues no extienden su mano en robo”.
Los justos tienen la certeza acerca de cada moneda que está en sus manos, que sinceramente les pertenece y que si hubiera alguna duda de si les corresponde legítimamente, no la hubiesen tomado de un principio. Si bien este no es el sitio, existen leyes muy exactas acerca de “Bal Tashjit”, o sea, el no destruir o malgastar las cosas útiles que poseemos.
¿Sociedad de consumo? Quizás para los demás.
Consumir no es una virtud. Es una necesidad, en ciertos casos que lo justifique y con mesura. El hecho que otro quiera vender, no implica que el uno malgaste sus recursos…
Más tarde, la Torá cuenta que Ia’acov llegó “Shalem” (íntegro) a la ciudad de Shjem.
Una de las explicaciones sobre este versículo - (aparte de su connotación corpórea, por superar las secuelas físicas de su lucha con el delegado de Eisav, y espirituales - por no olvidar su estudio) - es que Ia’acov llegó a Shjem sin que le falte algo material a pesar del cuantioso obsequio con el que agasajó a Eisav.
Efectivamente - siempre tenía “todo”.
VERDAD: LO MATERIAL EN FUNCIÓN DE LO REALMENTE VALIOSO
Y, finalmente, juntó todos los bienes que había adquirido en la casa de Laván, los convirtió en un montículo de oro y plata (Kri), y dijo a Eisav: “Tómalo, a cambio de tu espacio en Me’arat haMajpelá (la cueva de sepultura de los patriarcas - Midrash Rabá Shmot 31:17)”.
¿Cuánto valía ese sitio para Ia’acov?
No tenía precio - lo valía todo.
Daniel Oppenheimer
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