No es posible adentrarse y desentrañar los secretos superiores sin antes haber construido (en nuestro interior) el temor del Cielo (Yrat Shamaim), porque sólo entonces así será posible abordar, ahondar en los temas esplendorosos de la Torá. De lo contrario, se estará tocando algo que será cual una llama ardiente, como un cuchillo de doble filo. Si observamos esta verdad, vemos que es aterrador; aun tratándose de espiar a través de un pequeño orificio. No es un pasa tiempo (una moda pasajera).
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