El emperador Antonino le dijo una vez a Rabí Iehuda
-El alma y el cuerpo se pueden liberar de los castigos en el otro
mundo, por los pecados que el ser humano comete.
¿De qué manera?
El cuerpo puede decir: -El alma pecó, ¿que puedo hacer sin el alma?
valga como ejemplo que desde que el alma me abandonó, estoy en el sepulcro,
solo como una piedra”.
El alma puede decir:-el cuerpo pecó; se puede ver que desde que
dejé al cuerpo vuelo libremente como un pájaro limpio de pecados”.
-Te responderé con un ejemplo -dijo Rabí- Un rey, tenía un hermoso
viñedo, en el que había frutos apetitosos.
Colocó allí dos guardias, uno era rengo y el otro ciego. Entonces
el primero le dijo al segundo: -veo que hay hermosos frutos, déjame
subir sobre tus espaldas y así podremos allegarnos y comerlos”. Y
así lo hicieron. Un tiempo después, vino el rey y preguntó:” ¿Dónde
están los hermosos frutos? Entonces el ciego dijo: “-yo soy ciego y no
puedo ver” y el rengo dijo: ”soy rengo, así que de ninguna manera
podría arrancar los frutos”.Entonces el rey montó al rengo sobre el ciego y los juzgó como si
fueran una sola persona.
Y así hará el Eterno: Hará entrar el alma en
el cuerpo muerto y los juzgará conjuntamente.
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